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Cómo alimentarse y alimentar a sus hijos

Madre es madre! Y para la mayoría, la mayor preocupación en el día a día con los niños es sin duda la comida. Algunos porque los niños ...

viernes, 27 de abril de 2012

A los niños les gusta el terror


Monstruos horripilantes, diabólicos vampiros y desagradables mutantes se han convertido en compañeros de juego de nuestros hijos. Ellos parecen encantados con sus nuevos amigos. Está claro: a los niños les gusta el terror, ¿por qué será?

Cabría pensar que los monstruos están de moda. Pero no es así. En realidad, siempre nos han acompañado. Ya en la Mitología abundaban los tipos raros: la Hidra, ese dragón de siete cabezas con aliento pestífero; el Cancerbero infernal, con sus tres fauces aullantes; el gigante Aqueloo que no se cansaba de transformarse alternativamente en toro, en serpiente, en hombre bicéfalo... Y si la antigüedad era prolífica en imaginar horrores, qué no será en nuestros días, donde la tele, el cine y los efectos especiales convierten en realidad las más diabólicas fantasías.

De hecho, la maldad es muy cinematográfica. Cuando Mary W. Shelley escribió El Doctor Frankenstein (1818), seguro que no pensó en lo fotogénica que podía resultar su monstruosa criatura. Ni en lo mucho que iba a dar de sí. Hasta la fecha, se han realizado cerca de 50 películas basadas directamente en su libro (las copias indirectas son todavía más numerosas).

Más sorprendido aún por el éxito debería estar Abraham Stoker, el creador de Drácula, el rey de los vampiros (1897). El famoso chupasangre, con la llegada del cine, se convirtió rápidamente en líder indiscutible del género de terror; sobre él se han producido unas 160 películas (hasta de serie X). La última está dirigida nada menos que por Francis Ford Coppola.

El mito del Conde Drácula parece arrancar de un hecho histórico muy poco apto para menores: una crónica policial serbia del siglo XVII narra con todo tipo de datos los más sórdidos casos de vampirismo, según se dice, reales como la vida misma.

Pero a los chicos les fascinan las truculencias. Conocemos a una nena de 8 años que, cuando los adultos le hacen esa odiosa pregunta de "¿y tú que quieres ser de mayor?", siempre responde: "Vampiro".

Según la escritora alemana Angela Sommer-Bodenburg, el cóctel que gusta al público infantil debe contener "aventura, chispa, humor y un poco de horror". Sabiendo esto, ella ha encontrado el filón de su vida con una interminable serie de cuentos (ya va por el número 24 en Alemania, y en España se acaba de publicar ahora el 15) sobre El pequeño vampiro.

viernes, 20 de abril de 2012

Las medias de los niños

¿Hervir las medias si hay hongos en los pies?

Los hongos de los pies se contagian con mucha facilidad en piletas, vestuarios, gimnasios, etc., pero también dentro de la propia casa. Por esta razón, cuando los padece un miembro de la familia, se recomienda extremar las precauciones y las medidas de higiene.

Cuando un niño resulta infectado, debemos procurar que se cambie con frecuencia de zapatos y mantener éstos secos y aireados, porque la humedad es un caldo de cultivo ideal para los hongos. En cuanto a las medias, mientras persista el problema, es imprescindible lavarlas todos los días, aunque no es preciso hervirlas, como dice mucha gente.

Las últimas investigaciones que se han realizado al respecto han demostrado que en lavarropas y a una temperatura de 60 grados todas las esporas se eliminan. Por el contrario, con sólo 40 grados, muchos de los hongos sobreviven.

viernes, 13 de abril de 2012

El niño que adelgaza repentinamente

¿Por qué ha adelgazado repentinamente?

Cuando un niño adelgaza de pronto o su peso se detiene durante un tiempo, los padres se preocupan. A veces, el motivo no es más que una infección intestinal que cursa con diarreas y vómitos: una vez superada, casi todos los niños recuperan rápidamente el peso perdido.

Pero, cuando un chico continúa perdiendo peso durante semanas, hay que llevarlo enseguida al médico. En determinadas ocasiones, detrás de un adelgazamiento repentino puede haber trastornos serios que requieren tratamiento, por ejemplo: una enfermedad metabólica, como celíaca (intolerancia al gluten) o mucoviscidosis (fibrosis quística del páncreas); puede tratarse también de hiperfunción tiroidea, una falla cardíaca, un trastorno renal..

viernes, 6 de abril de 2012

Miedos de una madre


Y todo surgió cuando comenzó a latir dentro de mí. Ahí estaba tan inmóvil, tan silenciosa, tan presente. Entonces tuve miedo: ¿Estará bien? ¿Crecerá sana? ¿Qué sentirá? Se me ocurrió protegerla, para mí era el tesoro más preciado y quise tenerla como en una cajita de cristal. ¿Sería posible eso?

Pronto sentí que un pececito muy inquieto nadaba en mi vientre. Desde ese momento, en cada patadita, una lágrima; en cada hipar, una risa; en cada movimiento, una gran emoción. Entonces sí. Era más evidente que ahí estaba y con sólo sentir eso, otra vez llegó el miedo. ¿Le hará mal si lloro? ¿De qué lado me acuesto para no molestarla? ¿Si grito se asustará? Y si me enfermo, ¿qué le pasará? Por eso, quise protegerla y traté de construir para ella una cajita de cristal.

Nació Maité, la beba más hermosa, más bonita, más perfecta, tan chiquita y frágil, tan indefensa... Y otra vez el miedo. ¿Tendrá frío? ¿Tendrá hambre? ¿Le dolerá algo? ¿Y si se enferma? ¿Respira bien? ¿Se mueve? De nuevo quise protegerla y estuve pendiente de mi preciado tesoro, de sus sueños, sus llantos y sus risas... ¡Por supuesto, le construí una cajita de cristal!

Cumplió el año, ya camina y, por lo tanto, ya se aleja más de mí y entonces el peligro es más inminente. Tropiezos, caídas, accidentes... Siento miedo y quiero protegerla pero su independencia me da más miedo aún. ¿Cómo hacer para controlarme? Todo se me va de las manos. Mi beba comienza a esfumarse y con ella también mi cajita de cristal que alguna vez existió y que hoy quisiera seguir existiendo. ¿Podrá?