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Cómo alimentarse y alimentar a sus hijos

Madre es madre! Y para la mayoría, la mayor preocupación en el día a día con los niños es sin duda la comida. Algunos porque los niños ...

viernes, 25 de mayo de 2012

¿Es mejor niña o niño?


Liliana  envidia a todas las mujeres que son madres de una nena. "No saben qué suerte tienen. Son criaturas tan suaves, tan buenas y cariñosas... A mi Leonardo no lo he podido sujetar ni a los tres meses, no se quedaba quieto ni un minuto. Ahora tiene dos años y sigue igual. Está constantemente en movimiento, todo lo toca, todo lo golpea, todo en él es excesivo. No camina sino corre, no come sino devora, cuando le quiero dar un beso, se fuga. Imposible sentarlo en mi regazo, enseguida se escapa y empieza a golpear algo con los pies... Yo siempre he soñado con una nena sentada en mi falda, mirando las dos un libro o contemplando una mariposa... En fin, demasiado tarde. Mi marido no quiere tener más hijos."
¿Un caso extremo o son todos los niños varones así? ¿Superactivos, agresivos, indomables? Y las nenas, en cambio, ¿tan dulces y adorables como Liliana supone?

Martín  es papá de dos nenas y un varoncito. "Nuestra hija mayor, Julieta, ha sido desde chica una nena tranquila, reflexiva y muy sensata. Al principio pensamos que esto era lo normal en las nenas, idea que vimos confirmada al nacer nuestro segundo hijo, Ignacio. Era como un vendaval, sobre todo cuando aprendió a desplazarse. En la plaza, los demás chicos le temían, enseguida les arrebataba todos los juguetes. Pero después nació María, y resulta que no tiene nada que envidiar a su hermano. Actualmente tiene tres años, es muy activa e inteligente. Si veo alguna diferencia entre mis hijas y mi hijo, es que el varón es más buenazo, se deja llevar más fácilmente, mientras que las nenas tienen ideas propias y saben manipularnos."

También Patricia tiene dos hijas y un hijo. "El nene es el más chico. Al nacer se enfermó de pulmonía y estuvo internado más de un mes. Más tarde tuvo hepatitis. Por eso, lo mimé más que a las chicas, que siempre han sido más sanas. Ellas lo tenían un poco dominado, lo cuidaban, pero también lo mandaban de un lado para otro, era como un muñeco. Ahora es grande y ya no se deja dominar fácilmente."

Las niñas van mejor en lengua y literatura, y los niños, en matemáticas. Nada nuevo, ya que estos datos corroboran muchas otras investigaciones, debiéndose la diferencia, al parecer, a la distinta conformación de los dos hemisferios del cerebro.

Lo que llama la atención es la superioridad de los varones en geografía e historia. Cabe preguntarse por qué, siendo superiores en comprensión lectora, las niñas van tan mal en unas asignaturas que sólo requieren leer, comprender y memorizar. ¿Acaso algo o alguien está invadiendo su espacio? ¿Quizá los chicos, más activos y ruidosos, no las dejan hablar en clase o, sencillamente, hablan más fuerte? ¿Tal vez las chicas, más maduras que sus compañeros, a estas edades ya empiezan a interesarse más por el amor que por la geografía? ¿O exigen los padres más a sus hijos que a sus hijas?

Pese a estas pequeñas incongruencias estadísticas, en nuestra área cultural, los padres ya no desean a toda costa tener un hijo varón, tal como antes. Las ventajas sociales de los hombres se han abolido, y ningún papá debe preocuparse más por el porvenir de la hija que por el del hijo.

viernes, 18 de mayo de 2012

La elección del colegio de nuestros hijos

¿Por dónde empezamos?

En una ciudad pequeña las posibilidades de elección son lógicamente menores, pero tienen la ventaja de que la información sobre los centros educativos es más accesible y transparente, y el boca a boca funciona sin esfuerzo. Todo el mundo los conoce en detalle.

La cosa cambia sustancialmente en el caso de las grandes ciudades. El número de escuelas crece de modo considerable en las urbes, y en algunas, la elección nos puede desbordar. No es de extrañar que muchos padres se encuentren en un verdadero aprieto, sin saber por dónde comenzar.

Lo más normal e inmediato, si el niño ya ha asistido a un jardín de infantes, es preguntar allí mismo, o bien a padres o amigos con niños en edad escolar. Así, y poco a poco, se van conociendo una serie de ofertas posibles.

También -si no se busca una escuela privada- es conveniente recorrer el barrio en busca de los colegios más cercanos. En los Consejos Escolares o Distritos Escolares (según la región) informan sobre los que puedan corresponder por proximidad al domicilio, así como de las posibilidades de vacante y fechas de inscripción.

Sea cual sea la fórmula, y tras una previa elección, es aconsejable visitar personalmente la institución y averiguar hasta qué punto va a satisfacer las exigencias familiares y cuáles van a ser las condiciones educativas a las que diariamente se va a enfrentar el niño.

Hay centros que facilitan estos encuentros iniciales con los padres, incluso con el futuro alumno, mediante reuniones, fiestas u otra modalidad que los pone en contacto con la institución, las instalaciones y sus docentes. Pero en otros colegios la burocracia se impone desde el principio y son bastante reacios a cualquier intromisión, bajo la excusa de que "las normas son las normas".

viernes, 11 de mayo de 2012

El cine de terror para niños



En 1947 se fundó la Hammer, la productora cinematográfica del mejor terror británico. Sus éxitos fueron, unos tras otros, revisando los mitos del género: Frankenstein, Drácula, el hombre-lobo, el doctor Jekyll y míster Hyde, la momia, el fantasma de la ópera... Pero esto es casi la prehistoria.

Junto a los clásicos del terror surgen hoy toda clase de individuos deformes, gracias a la labor de hábiles maquilladores y a la espectacularidad de las nuevas técnicas cinematográficas. Hay monstruos amables, como los creados por el desaparecido Jim Henson o los que aparecen en las películas de Spielberg. Y hay otros a los que desearíamos no encontrarnos nunca fuera de la pantalla. Tal es el caso de Freddy Krueger, ese tipo con el que no se puede dormir tranquilo.

Pero nuevamente hay que decir que a los niños no parece impresionarles la profusión de visceras. Basta con asomarse a una sala donde proyecten Pesadilla para quedarse perplejo ante la edad media de los espectadores. Wes Craven, el director del primer film de la serie, explicaba su éxito entre el público adolescente, basándose en que los desarreglos de la pubertad hacen sentirse a los niños como una especie de mutantes monstruosos.  Ultimamente, en la quinta Pesadilla (rodada en tres dimensiones, para mayor impresión), la edad media de los fans de Freddy ha seguido bajando.

¿Es que no tienen miedo? Un colaborador de esta revista contaba que se había negado a llevar a su hijo (9 años) a ver esta película porque podía asustarse. El niño protestó violentamente y también sus amigos: "Claro que le va a dar miedo. ¡A ver si te crees que nosotros lo pasamos bien!".

Otra madre decía que su hija (8 años) había visto la película con su papá, pero que le pidió volver de nuevo con ella. "Yo accedí -cuenta-, pero debía de tener tal cara de susto, que la nena me tapó los ojos en una escena y me dijo: 'Ahora no mires, mamá, que esto es muy fuerte'".

viernes, 4 de mayo de 2012

Una escuela a medida


Entrando ya en cuestiones meramente prácticas, lo primero a considerar es que la búsqueda debe iniciarse con tiempo, pues no vamos a dar de buenas a primera con la escuela correcta. Aunque las clases comienzan en marzo, es en ésta época o incluso antes, cuando los centros de enseñanza abren sus puertas a las reservas de vacantes para los primeros años.

Así pues, conviene estar muy atentos a las fechas, porque una vez pasado el plazo establecido, es muy difícil conseguir un hueco en las apretadas listas. Es más, en algunos colegios privados o públicos con mucha demanda, no admiten ningún alumno que no haya cursado el Preescolar en el mismo lugar.

Antes de comenzar a buscar la institución que más se acerque al tipo de educación deseada, hay que tener en cuenta una serie de requisitos.

Se presupone que los padres son los más objetivos posible frente a su hijo y lo conocen lo suficiente para saber cómo es su comportamiento, cuáles son sus rasgos de carácter y cómo se desenvuelve ante la resolución de problemas. Esto, si el niño es muy pequeño, puede ser meramente orientativo, puesto que su personalidad aún debe cambiar mucho; pero reflexionar sobre si es tímido, enérgico, si se enoja con frecuencia, si es capaz o no de enfrentarse a situaciones de fracaso, si prefiere hacer las cosas por cuenta propia o que lo dirijan en todo momento... será un buen ejercicio que nos aportará las  pistas para elegir un tipo u otro de educación.

Hay que plantearse previamente si se desea un colegio público o privado; mixto o no; próximo a casa o con transporte propio; con comedor o no. También hay que considerar si se prefiere un colegio con una determinada orientación religiosa o ética, o uno que simplemente respete las ideas de cada cual. Y por último, antes de lanzarse a la calle, será bueno hacer recuento del presupuesto disponible, con todos los extras que acarrea: ropa, material, actividades...

Nunca hay que creer que calidad es necesariamente equivalente a mayor precio. Hay colegios que ofrecen una gran cantidad de clases extraescolares -con el consiguiente incremento de la cuota-, y luego no son tan excelentes -ni recomendables-para un niño sobrecargado de trabajo.