Entrada destacada

Cómo alimentarse y alimentar a sus hijos

Madre es madre! Y para la mayoría, la mayor preocupación en el día a día con los niños es sin duda la comida. Algunos porque los niños ...

Mostrando entradas con la etiqueta padres. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta padres. Mostrar todas las entradas

jueves, 3 de marzo de 2011

La ayuda de los padres


¿Ayudar? Según y cómo

Porque muchas veces, cuando los hombres deciden compartir, resuelven también en qué terreno o en qué actividad concreta participan. La imagen del padre de familia que "cocina los domingos" es muy reveladora. Lo habitual es ayudar en labores temporales, que ocupan un tiempo muy determinado y que se olvidan una vez realizadas, cuando no exclusivamente en las que se hacen "por hobby".

Pero la educación y el cuidado de un hijo es una tarea que exige estar continuamente pendiente y a veces ellos declaran "no tener tiempo". Dicen que les resulta difícil compatibilizarlo con su carrera profesional y, sin embargo, miles de mujeres lo hacen aparentemente sin excesivo esfuerzo.

La causa primoridal de este comportamiento está en la educación recibida. Desde muy chicos asumimos que las mujeres son mejores en este terreno -de hecho, lo aprenden desde niñas jugando con muñecas-. El padre mejor intencionado guarda esto en su inconsciente.

Pero también las madres. Diana, de 32 años, confiesa que prefiere evitar la "ayuda" de su marido: "No puedo soportar verlo dar de comer a nuestra hija. Pone todo hecho un desastre y siempre acabo diciendo 'deja sigo yo'. Cuando él se empeña en vestirla, tengo que hacerlo yo otra vez. De no ser así, la pobre iría horrible". Algo que acaba dando lugar a un curioso mecanismo de "incompetencia asumida", que convierte la incapacidad inicial en una excusa para la despreocupación.

Al tercer "y esto, ¿cómo dices que se hace?", surge el inevitable "deja, yo me ocupo", lo cual, por supuesto, sienta un precedente. Al tratarse de un comportamiento inconsciente, son muchos los padres que creen -y así lo declaran- estar colaborando más de lo que realmente lo hacen. Su contribución, comparada con la de la mujer, suele ser mínima y. además, siempre asesorado o "vigilado" por ella.

miércoles, 2 de marzo de 2011

Los hijos son de los dos



Sea por la educación recibida o por el exceso de celo materno, todavía son muchos los padres que no asumen su parte en el cuidado de los hijos.


Fabián compartía conmigo todas las tareas de la casa sin ningún problema... hasta que tuvimos un hijo. Ahora parece incapaz de hacer las cosas más simples en relación con su cuidado" (Lucía, 29 años).

La abundancia de este tipo de testimonios, sobre todo cuando se trata de matrimonios jóvenes, es sorprendente, y eso que la mentalidad que consideraba vergonzoso para el padre adoptar cualquier actitud "maternal" parece desterrada entre los actuales papas, y ver a un hombre empujando un cochecito o con un bebé en brazos es algo que ya no llama la atención a nadie.

Los maridos de hoy colaboran en las labores domésticas mucho más de lo que lo hicieron sus padres. Entre otros motivos, porque en muchos casos ya no son ellos los únicos que realizan otro trabajo; aunque el tiempo disponible no sea un factor importante en este asunto. Es en las tareas cotidianas relacionadas con los hijos donde los hombres se muestran más reacios a "hacer su parte". Eso es al menos lo que aseguran las estadísticas.

domingo, 28 de noviembre de 2010

Los niños del Campo

Los niños del Campo
Condición de vida
Para comenzar, hay menos gentes que viven en el campo. La educación de los hijos en una población, en un solar pequeño o en un piso de una casa de vecindad, presupone la carencia de la libertad de que gozan los niños del campo. Las energías reprimidas tienen que tener su escape: las entretenciones del niño de la ciudad bien pueden resultar enojosas porque es posible que sus vueltas y revueltas atenten contra la tranquilidad y la pertenencia de los vecinos más inmediatos. Los chicos de la ciudad ni siquiera pueden cantar, silbar o gritar como sus primos de tierra adentro. En un piso, tendrán que ponerse las pantuflas apenas llegan a casa para que su holgorio no moleste a la familia de abajo.

viernes, 16 de abril de 2010

Relacion de padres e hijos


El amor y los padres de adolescentes

Los padres deben acompañar a sus chicos adolescentes en este malestar, y no burlarse de su tristeza. Muchos adultos satirizan o toman en broma estas pequeñas-grandes angustias de amor de sus hijos. Esto no es correcto porque por su edad consideran que es trascendente lo que están viviendo y es importante respetarlos.

No se debe minimizar su dolor porque sea adolescente. Los chicos también sufren, y los padres deben compartir y ayudarlos a superar este trance.

Sin embargo, algunos padres reaccionan agrandando de tal manera este mal de amor, que termina siendo perjudicial. Sus hijos lloran y ellos también. Se identifican tanto con sus chicos que pierden madurez. Creen que como esa relación amorosa falló ningún otro buen candidato aparecerá. Todo está perdido, piensan, y así desaniman más a su adolescente.

Lo adecuado es tomar una posición equilibrada, acompañándolos en su angustia, pero no desesperándose como ellos. ¿Cómo? Escuchándolos, aconsejándolos y ayudándolos a superar el dolor por no ser correspondidos. Debemos estimular su autoestima e infundirles con calidez confianza en sí mismos. No hay que desesperarse junto a ellos. El adulto puede identificarse con el dolor adolescente porque conoce lo que son los males del amor, pero también debe conservar cierta distancia para tironearlo a salir del pozo. No sirve hundirse con él. Los padres deben ser balsas.

Estas crisis pueden servir de oportunidad para mejorar el vínculo padres-hijos que muchas veces se quiebra en la adolescencia por la rebeldía y el desafío que manifiestan los jóvenes. Si los padres demuestran que están seguros de su autoridad, que tienen experiencia de vida y capacidad para comprender las desesperanzas y deseos de los más chicos podrán utilizar esta crisis para recomponer y mejorar la relación que tienen con sus hijos.

viernes, 25 de diciembre de 2009

Mis padres


Los padres pasan menos tiempo con sus hijos
Las condiciones dentro de la casa han cambiado también con el cambio en las exigencias que emanan de fuera. El padre pasa menos tiempo en la casa; muchos son los que viven lejos de su trabajo y pocos los que tienen su taller o su despacho en su propia casa. Como consecuencia, la mayor parte de la educación del niño recae en la madre, qu también está cada vez más tiempo fuera de casa, no como solía ser.

Pero aun la madre no está siempre en casa. El tanto por ciento de las mujeres que trabajan fuera de la casa es cada vez mayor, en los más casos por pura necesidad, en otros porque quieren procurarles mayores ventajas a sus hijos. ¿Cómo afecta esto la vida familiar?

Cuando a los hijos de una familia se les deja en casa bajo su propia responsabilidad porque la madre va a trabajar fuera, no sólo en ellos produce esto alteraciones. Si la madre de Juanita le permite que vaya al cine tres veces a la semana, de modo que no se quede rondando por la vecindad después de la escuela,Sarita, la hija de Da. Petra, va a antojarse de ir también con la niña, aunque su madre no salga de la casa. Todo cambio que afecta a cualquier familia afecta también a la nuestra.

miércoles, 16 de diciembre de 2009

Padre


Aprendizaje y experiencias

Surge a menudo un problema en las ciudades cuando el padre y la madre tratan de que sus hijos se aprovechen de la experiencia en los quehaceres domésticos que fueron parte integral de su propia mocedad y que, a su modo de ver, padres e hijos, les fué de tanto beneficio.

¿Qué puede hacer las veces de este género de aprendizaje? Todavía quedan desde luego las comidas que preparar, los platos lavar y los recados que hacer. Pero mientras que antes la necesidad imperiosa de poner manos en las faenas diarias de la casa saltaba a la vista, hoy en día tantas cosas han quedado relegadas.

domingo, 30 de agosto de 2009

adolescentes

adolescentes
Cuando una madre ya ha pasado por esa etapa algunos comportamientos adolescentes son normales, por ejemplo su distracción, las contestaciones y la desprolijidad, se pasan escuchando música y pasan poco tiempo en casa, mirando tv o simplemente encerrado en su cuarto. Si por primera vez se tiene a un hijo en esta etapa los cambios en su conducta suelen ser preocupantes. A partir de los 12, los cambios parecen más rápidos y, sin duda, son de lo más variados. Esta situación exige de los padres una actitud alerta. Dialogar con un hijo adolescente, cuando éste tiene 16 años y está en plena rebeldía, será mucho más difícil si antes fue un chico dócil.

El desarrollo biológico exige una nueva organización de su personalidad, pero también del entorno. Es importante que, en este momento, los padres compartan su visión y sus sentimientos al respecto. Hay parejas que pasan a sentir una sensación de deterioro o impotencia. En este instante es fundamental que los padres puedan ayudar al chico a aceptar estas transformaciones, siempre que ellos las hayan aceptado.

sábado, 15 de agosto de 2009

niños de 6 años

niños de 6 años
Los niños en esta edad cuentan con seis o siete huesos en sus muñecas y uno o dos dientes que serán permanentes. Aquellas piernas algo torcidas que suelen tener en el período preescolar han desaparecido. Se muestra muy activo y lograr quedarse tranquilo representa un verdadero esfuerzo. Le llaman mucho la atención todos los juegos de carreras y saltos, de perseguir y escabullirse. Cualquier juguete de ruedas será para él un tesoro. Le agrada bañarse y, si se le da la ayuda correspondiente no tendrá problemas para lavarse las orejas, el cuello y la espalda.