Es de un modo semejante al descripto en publicaciones anteriores que se
dan las cosas entre los chicos. Supongamos que Claudio y Valentín están
jugando al ludo; si Valentín gana es probable que Claudio, frustrado,
haga saltar el tablero y grite; Sí, ganaste, pero fue porque éste es un
juego para bebés y no para chicos grandes como yo, que tienen el cerebro
para juegos más importantes. En este caso, Claudio salva su prestigio
haciendo pasar a su hermano por chiquitín.
A veces los enfrentamientos comienzan con propuestas simpáticas para influir sobre el otro. Tal vez mamá prometa una recompensa para que su hijo acepte sus pautas, pero luego estas sugerencias positivas son paulatinamente reemplazadas por la coerción. Se empieza con un si levantas la mesa todas las noches te voy a comprar ese juego que tanto te gusta, para pasar a un si no levantas la mesa todas las noches no te voy a dejar salir a la calle en tres meses.
A veces los enfrentamientos comienzan con propuestas simpáticas para influir sobre el otro. Tal vez mamá prometa una recompensa para que su hijo acepte sus pautas, pero luego estas sugerencias positivas son paulatinamente reemplazadas por la coerción. Se empieza con un si levantas la mesa todas las noches te voy a comprar ese juego que tanto te gusta, para pasar a un si no levantas la mesa todas las noches no te voy a dejar salir a la calle en tres meses.
Casi imperceptiblemente se
pasa en forma gradual al intercambio de palabras de las que nadie puede
desdecirse luego. En momentos de agitación, cuando no estamos de acuerdo
con una persona, nuestras respuestas tienen un fuerte tono de furia.