Cuando los niños comienzan a crecer, alrededor de los nueve años, se convierten en grandes coleccionistas. Están atentos de las promociones, juntan tapas, cajas, latas, sellos o figuras, cromos, y guardan todo aquello que para ellos se convierte en un tesoro precioso. Gustan mucho de los juegos de construir, a veces pasan más tiempo con unas cuantas maderas y herramientas que con costosos juegos. Será el tiempo de coleccionar y completar álbumes en donde quedará demostrado lo importante que es la memoria de los niños al recordar simplemente con verla cuál cromo les falta y cual está repetido, este tipo de actividades no debe permitirse que quede relegada por la tecnología. Se pueden combinar ambas cosas pues tampoco hay que evitar su contacto con las nuevas innovaciones que darán una mayor velocidad a otras capacidades.
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