Hay niños arriesgados a los que tenemos que frenar constantemente, y otros, más tranquilos, que rehuyen por sistema los juegos bruscos. Es cuestión de temperamento, que en gran parte viene condicionado por los genes.
Está claro que tu hijo necesita más tiempo y apoyo que otros niños. Compararlo con los demás, forzarlo a hacer cosas que le dan miedo y llamarlo "cobarde" o "miedoso" sería contraproducente. Para fortalecer su autoconfianza, hay que elogiarlo por sus pequeñas proezas. Y en casa, dejarlo que ponga a prueba sus capacidades, trepando a las sillas, saltando sobre la cama, etc.
Está claro que tu hijo necesita más tiempo y apoyo que otros niños. Compararlo con los demás, forzarlo a hacer cosas que le dan miedo y llamarlo "cobarde" o "miedoso" sería contraproducente. Para fortalecer su autoconfianza, hay que elogiarlo por sus pequeñas proezas. Y en casa, dejarlo que ponga a prueba sus capacidades, trepando a las sillas, saltando sobre la cama, etc.
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