Hay una primera fase, la prediabética, en la que no se puede asegurar si padece o no la enfermedad. Si alguno de los padres lo es o hay antecedentes diabéticos en la familia, hay que estar muy alerta por si surgen una serie de síntomas que puedan significar diabetes infantil.
Los más característicos son la pérdida de peso, el aumento de la sed y del apetito y las ganas constantes de hacer pis. Muchas veces el niño que ha dejado de orinar de noche vuelve a hacerlo.
SI esto ocurre, hay que llevar al chico al médico y someterlo a análisis. Sólo el especialista puede diagnosticar si existe o no la enfermedad. El control médico debe seguir siempre. Cada tres meses la visita al especialista se impone como una obligación.
En estas revisiones se estudia la evolución del peso, altura, alimentación, nivel de grasas, y se analiza el nivel de glucosa.
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