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viernes, 15 de junio de 2012

Ser padres mayores


Conmoción en la familia: Lucy iba a ser otra vez mamá.  "Siempre quise tener otro hijo, porque me encantan todos los chicos, no sólo los míos. Traía a casa al chiquito de unos amigos para mimarlo. Cuando mi marido supo que estaba embarazada, lo primero que sintió fue miedo de que los otros -que ya son grandecitos- se sintiesen mal.''

Pero Ricky (9 años) y Fernanda (13 años) ya se habían enterado. Su mamá se había encargado de comunicárselos. "Cuando mami me lo dijo yo pensé que era mentira", comenta Fernanda. Y Ricky dice: ' 'Escuché que mamá se lo decía a una tía y también pensé que era una broma, pero ella me aseguró que no". Los dos se habían enfrentado a la verdad; un herma-nito estaba por llegar. Y finalmente apareció María de los Angeles, una beba regordeta y tranquila que los tiene fascinados.

Ricardo padre cuenta que mientras esperaba su nacimiento en el sanatorio él fumaba y su hijo (como un padre primerizo) caminaba nervioso por el pasillo. "Déjame caminar, papá; vos fumas, y yo me saco los nervios así."

Había pasado un tiempo razonable desde el último hijo, y no es demasiado frecuente que, después de algunos años, aparezca otro bebé. Por eso éste es un acontecimiento con características particulares y que tiene sus bemoles.


Un cambio inevitable

En estos casos la familia siempre sufre una alteración: hay un sistema establecido que debe acomodarse al nuevo miembro. La personita que se ha instalado en casa tiene sus requerimientos y cada uno de sus integrantes -a su modo- debe adaptarse a ella. Es raro que no haya alguna modificación (de horarios, espacios, ocupaciones, salidas).

El desarrollo de una familia atraviesa distintas etapas: el nacimiento de los hijos, su escolaridad, su entrada en la adolescencia... Y ésta, hoy, tiene que moverse justamente en esas tres fases distintas, con necesidades diferentes en cada uno de los hijos, lo cual hace bastante complejo el trabajo de los padres.

"Este año era muy difícil para nosotros -dice Ricardo-. Fernanda empezaba la secundaria; Ricky se quedaba en la primaria sin la compañía de su hermana mayor, y los dos con un hermano nuevo. No sabíamos cómo íbamos a organizar-nos para que ellos se sintiesen lo mejor posible. Pero todo resultó bien. El varón no sufrió la ausencia de su hermana en la escuela y Fernanda necesitaba cambiar e independizarse. Y uno y otro están muy contentos con la beba."

Si una familia está bien constituida y fortalecida los papas pueden afrontar la cuestión sin que haya ninguna fractura. La cuestión se complica cuando se arrastran problemas y se reparten mal las responsabilidades. Suele suceder que la madre esté siempre con el bebito y el padre con los más grandes. Los roles tienen que intercambiarse para evitar que se formen subgrupos distintos.

En cualquier caso, es importante saber cuál fue el punto de arranque. ¿Por qué llega el bebé? La razón no siempre es la misma. A veces viene a solucionar un problema de relación entre los padres o a aliviar la soledad de mamá. Pero también puede ser deseado porque la pareja quiere seguir dando amor a otro hijo. Y entonces, seguramente todo se simplifica.

El funcionamiento del grupo ya no será el mismo, pero si los papis pueden dedicarse a ese bebé sin descuidar a los hermanos, el nuevo personaje se incluye sin mayores dramas.

Lo importante es que el recién llegado no sea una figura que destrone a los otros hijos. Y para eso, los papas tienen que estar preparados para responder a las demandas de todos (lo que no es poco). Es un momento en que la vida de los mayores está orientada hacia afuera (escuela, amigos, deportes, estudios complementarios), mientras el bebé los tironea hacia adentro de la casa. Y hay que arreglárselas para conciliar los dos mundos. Pero ante todo se impone actuar con cautela frente a los mayores, para que no se sientan desplazados por su hermano.

Fernanda y Ricky iban a natación y mami los acompañaba y los esperaba dos horas. Ahora empezaron a ir solos y el asunto no los mortifica, porque tienen sus amigos y lo pasan bien. Eso sí, es papi el que los va a buscar.

En realidad, recibir a otro hijo cuando los primeros son grandes es un suceso feliz, siempre y cuando los padres sepan manejarlo con imaginación y positividad.





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