Muchos chicos inmediatamente asocian esta edad con el servicio militar.. Pero, ¿por qué hay hacia esa idea tanta rebeldía, miedo y sensación de que se pierde el tiempo? Quizás porque junto con la aparición del momento de plena libertad, en que los derechos se equilibran con los deberes, aparece el fantasma del sometimiento. En este caso, corporizado en una institución que no permite -o al menos no permitía- elegir y que obliga a un servicio al que no se optó para pertenecer.
Aunque algunos chicos, con muchas dudas o temores de instrumentar iniciativas propias, a lo mejor se sienten a gusto en una institución donde no hay posibilidades para la ambigüedad o la ambivalencia: allí todo es como debe ser. Otros encuentran en la autoridad un modelo a seguir, pero la mayoría se rebela porque consideran que esa etapa posterga sus iniciativas y se opone a la autonomía que tan fer vientemente se intenta lograr. Hay que su bordinarse para acciones opuestas, justo ei el momento en el que la bandera de su lu cha es la libertad.
A los 18, o alrededor de esta edad, generalmente se pasa de la pertenencia a instituciones conocidas, como la familia o la escuela, a otras desconocidas y menos protegidas, como la universidad, el trabajo o el servicio militar. Hasta ese momento todo era controlado, y aun las ansiedades y los miedos tenían su lugar.
Aunque algunos chicos, con muchas dudas o temores de instrumentar iniciativas propias, a lo mejor se sienten a gusto en una institución donde no hay posibilidades para la ambigüedad o la ambivalencia: allí todo es como debe ser. Otros encuentran en la autoridad un modelo a seguir, pero la mayoría se rebela porque consideran que esa etapa posterga sus iniciativas y se opone a la autonomía que tan fer vientemente se intenta lograr. Hay que su bordinarse para acciones opuestas, justo ei el momento en el que la bandera de su lu cha es la libertad.
A los 18, o alrededor de esta edad, generalmente se pasa de la pertenencia a instituciones conocidas, como la familia o la escuela, a otras desconocidas y menos protegidas, como la universidad, el trabajo o el servicio militar. Hasta ese momento todo era controlado, y aun las ansiedades y los miedos tenían su lugar.
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