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viernes, 18 de mayo de 2012

La elección del colegio de nuestros hijos

¿Por dónde empezamos?

En una ciudad pequeña las posibilidades de elección son lógicamente menores, pero tienen la ventaja de que la información sobre los centros educativos es más accesible y transparente, y el boca a boca funciona sin esfuerzo. Todo el mundo los conoce en detalle.

La cosa cambia sustancialmente en el caso de las grandes ciudades. El número de escuelas crece de modo considerable en las urbes, y en algunas, la elección nos puede desbordar. No es de extrañar que muchos padres se encuentren en un verdadero aprieto, sin saber por dónde comenzar.

Lo más normal e inmediato, si el niño ya ha asistido a un jardín de infantes, es preguntar allí mismo, o bien a padres o amigos con niños en edad escolar. Así, y poco a poco, se van conociendo una serie de ofertas posibles.

También -si no se busca una escuela privada- es conveniente recorrer el barrio en busca de los colegios más cercanos. En los Consejos Escolares o Distritos Escolares (según la región) informan sobre los que puedan corresponder por proximidad al domicilio, así como de las posibilidades de vacante y fechas de inscripción.

Sea cual sea la fórmula, y tras una previa elección, es aconsejable visitar personalmente la institución y averiguar hasta qué punto va a satisfacer las exigencias familiares y cuáles van a ser las condiciones educativas a las que diariamente se va a enfrentar el niño.

Hay centros que facilitan estos encuentros iniciales con los padres, incluso con el futuro alumno, mediante reuniones, fiestas u otra modalidad que los pone en contacto con la institución, las instalaciones y sus docentes. Pero en otros colegios la burocracia se impone desde el principio y son bastante reacios a cualquier intromisión, bajo la excusa de que "las normas son las normas".

viernes, 4 de mayo de 2012

Una escuela a medida


Entrando ya en cuestiones meramente prácticas, lo primero a considerar es que la búsqueda debe iniciarse con tiempo, pues no vamos a dar de buenas a primera con la escuela correcta. Aunque las clases comienzan en marzo, es en ésta época o incluso antes, cuando los centros de enseñanza abren sus puertas a las reservas de vacantes para los primeros años.

Así pues, conviene estar muy atentos a las fechas, porque una vez pasado el plazo establecido, es muy difícil conseguir un hueco en las apretadas listas. Es más, en algunos colegios privados o públicos con mucha demanda, no admiten ningún alumno que no haya cursado el Preescolar en el mismo lugar.

Antes de comenzar a buscar la institución que más se acerque al tipo de educación deseada, hay que tener en cuenta una serie de requisitos.

Se presupone que los padres son los más objetivos posible frente a su hijo y lo conocen lo suficiente para saber cómo es su comportamiento, cuáles son sus rasgos de carácter y cómo se desenvuelve ante la resolución de problemas. Esto, si el niño es muy pequeño, puede ser meramente orientativo, puesto que su personalidad aún debe cambiar mucho; pero reflexionar sobre si es tímido, enérgico, si se enoja con frecuencia, si es capaz o no de enfrentarse a situaciones de fracaso, si prefiere hacer las cosas por cuenta propia o que lo dirijan en todo momento... será un buen ejercicio que nos aportará las  pistas para elegir un tipo u otro de educación.

Hay que plantearse previamente si se desea un colegio público o privado; mixto o no; próximo a casa o con transporte propio; con comedor o no. También hay que considerar si se prefiere un colegio con una determinada orientación religiosa o ética, o uno que simplemente respete las ideas de cada cual. Y por último, antes de lanzarse a la calle, será bueno hacer recuento del presupuesto disponible, con todos los extras que acarrea: ropa, material, actividades...

Nunca hay que creer que calidad es necesariamente equivalente a mayor precio. Hay colegios que ofrecen una gran cantidad de clases extraescolares -con el consiguiente incremento de la cuota-, y luego no son tan excelentes -ni recomendables-para un niño sobrecargado de trabajo.

domingo, 4 de septiembre de 2011

El colegio de nuestros hijos


A la hora de buscar colegio, hay que tener presente que nuestro hijo puede o no encajar en él, que su buen progreso no sólo va a depender del espacio o de las instalaciones, o de lo caro que salga, sino de factores humanos, como las relaciones que establezca con las docentes y sus compañeros de clase. Los padres deben comprender que será de sabios rectificar si observan que el niño no progresa ni está a gusto en ese sitio que creíamos adecuado, y tranquilamente cambiar de colegio.

Conviene recordar que no siempre una escuela en apariencia maravillosa, llena de luz, buenas instalaciones, abundante personal y demás ventajas, es la garantía de una elección certera. Porque educar no consiste en una simple acumulación de datos, ni tampoco en el desarrollo de la inteligencia en una única dirección, ni en la posibilidad de cursar una determinada carrera y acceder a este puesto de trabajo seguro y bien remunerado. Esta sería una falsa interpretación.

Educar va mucho más lejos. Es dar al niño las herramientas para construir su vida, para que sea capaz de enfrentarse a todas las dificultades y aprenda a resolverlas en forma creativa y positiva. Es enseñar a cada uno a ser su propio maestro, mostrando en cada caso cómo aprovechar el conocimiento adquirido para lograr sus objetivos. Es, también, indicar el camino para saber buscar lo desconocido, acudiendo a las fuentes y utilizando los recursos propios. En definitiva, consiste en capacitar al sujeto para ser él mismo y, sobre todo, para ser feliz.


miércoles, 31 de agosto de 2011

Elegir el mejor colegio


Casi todos los padres se plantean, en algún momento, cuál puede ser el mejor colegio. Pero no hay que empeñarse en buscar el lugar ideal, ya que ese colegio no existe; primero, porque cada persona tiene una idea particular respecto de la educación que quiere para su hijo y luego, y no menos importante, porque cada niño es distinto y, por lo tanto, necesitará un modelo educativo diferente.

El mejor colegio será aquel que más se aproxime al tipo de educación que los padres quieren para su hijo y que esté, además, en concordancia con la formación que recibe en su propia familia. No hay que olvidar que educar a un niño es tarea de toda una vida, por lo que el papel de la escuela no debería ser más importante que el de la familia, sino un complemento y una continuidad.

Tampoco hay que pasar por alto que la adquisición de conocimientos jamás debe hacerse a costa de la tranquilidad del niño. Es decir, por encima de su rendimiento, habrá que situar siempre su felicidad.