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viernes, 20 de mayo de 2011

El miedo al secuestro de un hijo


Uno de los miedos más agudos que sentimos con respecto a nuestros hijos es que, en algún momento de descuido, un desconocido los secuestre, pero hay algunas "señales de alarma" que usted puede reconocer para diferenciar a un extraño peligroso de alguien desconocido con buenas intenciones. No estamos hablando de una persona que saca un arma y se lleva a una criatura, sino de aquella que se acerca poco a poco, persuasivamente, y de pronto desaparece con el chico. Suelen acercarse con toda naturalidad, inician una charla con el tono más simpático y, en los primeros minutos, prueban el terreno para ver qué resultados puede tener su propósito delictivo. Al aproximarse de a poco pueden irse sin problemas si notan que las cosas no van bien.

Uno de los lugares en los que estos delincuentes buscan "blancos fáciles" son los shoppings, por el amontonamiento de personas y las fuentes de distracción. Una de las bases de su estrategia es que el niño o su madre sientan confianza, por eso es común que aparezcan en medio de un problema, ofreciendo su ayuda sin que nadie se lo haya solicitado.

Para defenderse, preste atención a las señales de alarma:

Su simpatía es forzada: haga lo que haga, o diga lo que usted diga, esta persona mantendrá la sonrisa intacta y seguirá haciendo chistes.

Falso compañerismo: el extraño seguramente manifestará comprensión extrema de su situación, porque él mismo está o estuvo en un momento semejante. Si olvidó algo en un negocio y tiene que regresar, él se ofrecerá a cuidar a su hijo mientras tanto, argumentando que la comprende porque ya le ha pasado lo mismo.

Detalles excesivos: para ganar su confianza, le dará detalles como direcciones o nombres de personas que usted no conoce.

Desconfíe! Cuando alguien dice la verdad no tiene la necesidad de justificarse con detalles. Le endosará un defecto: le dirá que es sobreprotectora, o a su hijo que es cobarde, con el propósito de que sientan la necesidad de demostrar lo contrario.

Ofrecer lo que no se pidió: al prestarle su ayuda "desinteresadamente" a usted le resultará más difícil decirle que la deje sola, que no lo necesita. Si su primera impresión, su instinto, le señalan que es una persona desconfiaba, es preferible que pase por antipática antes de correr un riesgo.

Le promete lo que ofrece: cuando alguien le diga "prometo", utilice esta palabra como una luz de alarma para descubrir que tiene razones para dudar de lo que dice.

No acepta una negativa: si ante el primer acercamiento usted dijo "no, gracias" y el extraño sigue insistiendo, es evidente que desea tener el control de la situación. La mejor forma de reaccionar es decir lo que le pasa por la cabeza, en el tono y con la mirada que le surja. Esto le indicará al agresor que usted está prevenida, y lo alejará.