Entrada destacada

Cómo alimentarse y alimentar a sus hijos

Madre es madre! Y para la mayoría, la mayor preocupación en el día a día con los niños es sin duda la comida. Algunos porque los niños ...

jueves, 19 de enero de 2012

Peleas domésticas

Casi todas las reyertas familiares empiezan sin que los contrincantes adviertan que se están peleando. Cada uno desea algo, alcanzar un objetivo que tiene en mente y le parece el más acertado, en tanto que la otra persona simboliza un obstáculo fastidioso. Supongamos que mamá, por ejemplo, está lavando los platos y papa repara un cable de luz; en ese preciso momento suena el teléfono. Mamá pega un grito pidiendo que papá vaya a atender, pero papá responde que no puede hacerlo porque tiene que completar con la luz del día el trabajo que está haciendo.

¿Cómo es posible que jamás pueda contar con tu ayuda cuando la necesito?, refunfuña mamá. Y este minidiálogo basta para que la pareja se vea envuelta en una discusión donde cada uno evalúa la consideración que recibe del otro y lo poco que importan sus propias necesidades. En este caso, cada uno estará insistiendo en forma encubierta para conservar el poder en sus manos; un psicólogo diría que sus frágiles egos buscan la manera de parecer invulnerables.

martes, 17 de enero de 2012

Falta de atención en la escuela

La falta de atención durante la etapa escolar suele "descolocar" tanto a padres como a maestros. Sepa cómo enfrentar la situación.

No existe un día en que la pila de cuentas de multiplicar no quede a mitad de camino; los problemas de matemática no duerman inconclusos o que la mayoría de los ejercicios de lengua no pasen de largo. Jamás llegan a copiar sin errores las consignas del pizarrón ni logran seguir al pie de la letra las palabras de la maestra. Los cuadernos y las carpetas delatan en cada una de sus páginas "baches" o "lagunas" indescifrables e imposibles de "salvar". Las explicaciones en clase quedan en la nada.

Las malas notas, el abrupto descenso en el rendimiento, los repentinos olvidos de los materiales de estudio o de las tareas encomendadas y hasta los problemas para relacionarse con el grupo o las peleas con los compañeros no dejan ninguna duda que "algo" está ocurriendo. En un primer instante, la situación pasa por alto hasta que las dificultades van aumentando y la escena se vuelve constante. Los padres, los maestros o los adultos en general no saben para dónde "disparar", se sienten abatidos y no encuentran la fórmula mágica para que el chico "baje a la tierra ", aunque más no sea por un rato.