Uno suele hacerle preguntas a los adolescentes que ni ellos mismos pueden responder, tales como ¿Qué vas a hacer el año que viene?. EL adolescente no sabe qué contestar porque no puede contestarse. ÉL mismo se plantea muchas más preguntas sin respuesta: ¿Qué será lo mejor para mí?, ¿Estudiar?, ¿Trabajar con la familia?, ¿Irme del país?, ¿Qué me hará feliz espiritual y económicamente?.
¿Cómo explicar la angustia que se siente?, se cuestionan; qué es lo que quieren. Buscan respuestas que orienten su futuro. Exploran, preguntan, razonan tratando de encontrar su verdad. Como padres, sabemos qué es lo que queremos para nuestros hijos, pero ellos se cuestionan si lo que nosotros deseamos es lo que en verdad ellos ambicionan para su vida.
Los hemos educado, mimado, castigado, formado e informado. Hemos hecho suficiente. Dejemos que desplieguen sus propias alas. Ayudémoslo a crecer. Lo mejor que podemos darle a nuestros hijos es la confianza en su propia capacidad de elección. Los padres podemos sugerir, informar, acompañar pero no decidir por nuestros chicos. Son ellos los que deben ser capaces de elegir su propia vida.
¿Cómo explicar la angustia que se siente?, se cuestionan; qué es lo que quieren. Buscan respuestas que orienten su futuro. Exploran, preguntan, razonan tratando de encontrar su verdad. Como padres, sabemos qué es lo que queremos para nuestros hijos, pero ellos se cuestionan si lo que nosotros deseamos es lo que en verdad ellos ambicionan para su vida.
Los hemos educado, mimado, castigado, formado e informado. Hemos hecho suficiente. Dejemos que desplieguen sus propias alas. Ayudémoslo a crecer. Lo mejor que podemos darle a nuestros hijos es la confianza en su propia capacidad de elección. Los padres podemos sugerir, informar, acompañar pero no decidir por nuestros chicos. Son ellos los que deben ser capaces de elegir su propia vida.
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