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Cómo alimentarse y alimentar a sus hijos

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miércoles, 2 de marzo de 2011

Los hijos son de los dos



Sea por la educación recibida o por el exceso de celo materno, todavía son muchos los padres que no asumen su parte en el cuidado de los hijos.


Fabián compartía conmigo todas las tareas de la casa sin ningún problema... hasta que tuvimos un hijo. Ahora parece incapaz de hacer las cosas más simples en relación con su cuidado" (Lucía, 29 años).

La abundancia de este tipo de testimonios, sobre todo cuando se trata de matrimonios jóvenes, es sorprendente, y eso que la mentalidad que consideraba vergonzoso para el padre adoptar cualquier actitud "maternal" parece desterrada entre los actuales papas, y ver a un hombre empujando un cochecito o con un bebé en brazos es algo que ya no llama la atención a nadie.

Los maridos de hoy colaboran en las labores domésticas mucho más de lo que lo hicieron sus padres. Entre otros motivos, porque en muchos casos ya no son ellos los únicos que realizan otro trabajo; aunque el tiempo disponible no sea un factor importante en este asunto. Es en las tareas cotidianas relacionadas con los hijos donde los hombres se muestran más reacios a "hacer su parte". Eso es al menos lo que aseguran las estadísticas.

martes, 25 de enero de 2011

Los niños y las tareas del hogar


Los niños son laboriosos por naturaleza, aunque a veces lo disimulen. En algunos casos requieren que se inste para obtener su ayuda, y en otros, basta con darles permiso para que hagan cosas. Si bien a veces lo ponemos en duda y aunque parezca mayor el tiempo que perdemos en explicarles cómo hacer las cosas que el que empleamos en hacerlas nosotras mismas, a la larga va ser ventajoso tener alguien que nos dé una mano. ¿Por qué desperdiciamos tanto tiempo en persuadir a nuestros pequeños de los lentos que son?

Nunca tenemos que perder de vista que, pese a que su trabajo va a ser imperfecto, no estamos autorizados a manifestarlo abiertamente. Digamos no a las críticas por haber hecho mal las cosas, ya que el día menos pensado van a hacerlo todo bien y la familia entera se va a sentir más aliviada.

NO le exijan tareas que no podrá cumplir. Es ridículo esperar que un niño que todavía está en la escuela primaria deje la casa hecha un espejo sin la ayuda o la guía de los mayores, porque se cansará y dejará todo a medio hacer. Pero hay muchas cosas que hará con gusto: batir la crema para una torta, sacar a la calle la bolsa de residuos, regar una planta, limpiar una mancha pequeña en la pared... El secreto está en trabajar a la par de él.

Hay una regla fácil para determinar cuánto puede durar la tarea encomendada. Si el niño tiene dos años, dos minutos. Si tiene tres años, tres minutos, y así sucesivamente. Además, no hay que hacer diferencias por los sexos: una chica puede recoger las hojas secas del patio y un varón doblar la ropa recién quitada de la soga. Nunca tenemos que olvidar el placer que sienten los niños cuando tienen que trabajar con agua. Además, chicas y chicos pueden aprender bien pronto a lavar en forma individual sus prendas íntimas. Paso a paso, avanzando de lo más fácil a lo más difícil, nuestros hijos aprenderán.