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viernes, 4 de noviembre de 2011

Ayuda a tu hijo a sentirse importante

Para cualquier niño, tenga la edad que tenga, existen infinitas posibilidades para experimentar el éxito. Puede encontrarlo en todas partes, siempre que lo ayudemos un poco a elegir sus ocupaciones. No deben ser tareas tan difíciles que un niño no pueda resolverlas, pero tampoco demasiado fáciles.

El bebé obtiene sus vivencias de éxito a través del cuerpo. El dominio cada vez más perfecto del propio cuerpo constituye una fuente de satisfacción que no se agotará en muchos años. Pero hay que tener cuidado de no frustrarlo en sus intentos. Imagínate, por ejemplo, un bebé en edad de gatear que ha descubierto un cacharro vacío en el otro extremo de la habitación. Remando y reptando inicia el largo camino hacia el objeto de sus deseos. Ahora, se pueden cometer dos errores: primero, tomar el cacharro y llevarlo a la cocina y segundo, acercárselo al niño. La primera actitud sería un golpe bajo para su curiosidad, el más creativo de los impulsos humanos. En el segundo caso lo privaríamos de la posibilidad de esforzarse por algo que merece la pena.

• El niño mayor posee un amplio campo para cosechar éxitos. Ahí están, por ejemplo, el lenguaje y el juego, pero también el mundo de los adultos ofrece miles de oportunidades al niño para sentirse importante. 

No hay nadie tan rico que posea todos los talentos, ni nadie tan pobre que no tenga ninguno.
limpieza o en las compras. Darles a los niños las pequeñas tareas, cuidando que tengan el justo grado de dificultad que el niño, según su edad y habilidad, necesita para que la consecución de la meta lo haga sentirse importante.

• Los escolares tienen un universo entero a su disposición: la investigación, los descubrimientos, el bricolage, la música, las artes plásticas... Sólo hay que ofrecerles posibilidades y no olvidar que el camino es tan importante como la meta. Dicho de otra manera: si tu hijo quiere trepar a un árbol y no lo consigue, se puede enseñarle dónde hay una escalera, pero no «sentarlo» en el árbol. ¿Para qué quiere él estar sentado en ese árbol? El camino, la dificultad de trepar es lo divertido, y sólo la conciencia de haber subido por los propios medios le proporciona la sensación de ser realmente grande.

lunes, 24 de octubre de 2011

Que el niño se sienta importante


Desgraciadamente, no se puede decir que nuestras escuelas normales hayan acogido estas ideas con mucho entusiasmo. Sin embargo, aun así un buen profesor sabe que sólo un alumno que conoce el éxito es un alumno contento (y por tanto, motivado), y que hay que tomar medidas si alguna vez este éxito no se presenta por la vía habitual de las notas.

Así, le ofrecerá al pequeño alumno otras oportunidades para sentirse importante; por ejemplo, encargándole el cuidado de las plantas del aula; o si el niño es mayor, la organización de una excursión.

La experiencia del éxito no existe en el vacío; antes de saborearla hay que realizar una actividad. El que alguna vez haya probado «no hacer nada», se habrá dado cuenta rápidamente de que el paraíso terrenal, donde el hombre aún no tenía la obligación de trabajar con el sudor de su frente, debe haber sido, en realidad, un lugar tremendamente aburrido y la expulsión más bien un acto de piedad divina.

Los adultos obtenemos la mayor parte de nuestras vivencias de éxito a través del trabajo. Los que carecen de él no sólo sufren la falta de un sueldo, sino también la falta de opor- ^ tunidades de éxito. Por la misma razón, un jubilado, para sobrevivir a su jubilación, necesita tener un hobby. No i «estar ocupado en algo» sino realizar una actividad —útil o creativa— que le proporcione una satisfacción parecida a las vivencias de éxito en su época activa.