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lunes, 12 de diciembre de 2011

Explicar a un niño el embarazo


Para explicar el embarazo, por ejemplo, se puede decir que la semilla es tan chiquita que tiene que estar protegida dentro de la mamá hasta que se haga grande. Puede ser que el niño  quede satisfecho con la respuesta, pero puede ser que quiera saber más: "Sí, pero, ¿cómo se metió en la panza?".

Para los más chiquitos basta con la explicación de que los niños se forman allí porque papá y mamá se quieren, se ponen muy juntos y se besan y se abrazan. También es importante decirles que los bebés vienen porque se los desea.  Normalmente ni piden ni necesitan saber más.

No hay que extralimitarse ni quedarse corto.

Cuando vayan siendo algo más grandes, habrá que ir ampliando el contenido informativo de nuestras respuestas, siguiendo la regla de oro de que no hay que quedarse corto ni excederse, es decir: responder siempre abierta y claramente a sus preguntas, pero no ir más allá de lo que su curiosidad nos pide.

Por ejemplo, si es un niño de cinco o seis años el que hace la pregunta "¿Y cómo entra la semilla?", típica en esta edad, es el momento de explicar que el pene de papá es como un tubo que entra en la vagina, el hueco que tiene la mamá. Hay que dar explicaciones muy reales y muy ajustadas, sin darle más vueltas ni más importancia. Con frecuencia los padres tienden a envolver toda esta historia de amor, pasión y magia: Papá y yo nos queríamos tanto...', y es que, inconscientemente, se relaciona el sexo con algo malo y, por eso, se envuelve en amor y pasión, que se consideran valores positivos. Quizá sea mejor explicar estos temas de manera más racional.

viernes, 2 de diciembre de 2011

Las respuestas a los niños


Lo ideal es abordar el tema cuando el pequeño muestre interés o dé muestras de querer comenzar el diálogo. Para eso, nada mejor que aprovechar esas ocasiones ideales, esos momentos privilegiados que nos ponen el tema en ban-deja, como es un embarazo o un nacimiento cercano. Hay que tener en cuenta que un niño debería saber -ya antes de los tres años- que los bebés crecen dentro de su madre.

Es importante olvidarnos del clásico cuento de la cigüeña o el origen parisino de los bebés. Tampoco tienen sentido las teorías que buscaban un símil en el mundo vegetal para explicar el origen de la vida. Debemos arrinconar también la famosa teoría de las flores y comenzar las explicaciones dando sólo un anticipo, sin ofrecer demasiada información ni usar todavía un lenguaje muy técnico. Hablar de una forma sencilla, clara y corta. No llegar más allá. Para hablar de las diferencias entre los chicos y las chicas, a veces, es útil recurrir a una ilustración.

Las verdades de Perogrullo a los niños les encantan y las entienden. La mejor manera en que ellos reciben la información es si se les hace llegar en forma de cuento.

La típica pregunta "¿De dónde vienen los chicos?", ya no nos plantea ningún problema a los padres: "Están en la panza de sus mamas porque ahí es donde están todos los bebés antes de nacer", puede ser una buena respuesta.

Puede explicarse a los niños que una semilla de dos partes, una que pone papá y otra que pone mamá se juntan dentro de mamá para formar el bebito.