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viernes, 7 de octubre de 2011

Mi hijo va a cumplir 18

 
Años atrás, aparecían los permisos, los cigarros,  las llaves de casa, los consejos de un padre, un tío o algún W hombre experimentado. Con cierta nostalgia, los mayores recuerdan los 18 como el momento en que todo era posible. Esta edad simbolizaba (y simboliza) la extrema potencia: el comienzo de la adultez y la plenitud de las condiciones físicas y psíquicas para emprender cualquier proyecto. Es la orden de largada para comenzar una carrera que ofrece un sinfín de posibilidades. Algunos, quizás pocos, tienen clara la meta; otros corren sin saber adonde tienen que llegar. Sin duda, las puertas se abren para todas las oportunidades hasta ahora vedadas. Pisar la línea de los 18 es como legalizar mil inconvenientes y entender que la autonomía finalmente es posible.

"Llegan cosas más serias"


Sebastián, que ansia que pasen dos años para llegar a los 18, nos cuenta:
"Es como que uno tiene más libertad. Te dan más permisos. Ahora querés ir a bailar y no podes ir a cualquier lugar porque no te dejan entrar. En cambio, a los 18, podes ir con toda tranquilidad porque lo vas a lograr. El auto es otro tema, reútil, porque uno ya se mueve solo y no depende de nadie. Yo manejo mi moto desde los 11 ó 12, pero me siento más seguro cuando manejo yo que cuando voy con un chico al que no le conozco sus reacciones."

"Otra cosa que se me cruza por la cabeza es que a esa edad voy a poder estudiar y también trabajar en algo que tenga que ver con mi estudio, así me voy metiendo en tema. Hay cosas que también voy a extrañar, ya que ahora estudio para "zafar" y después voy a tener que saber y alcanzar buen promedio. Yo sé que esta etapa es linda, porque con los 18 también llegan cosas más serias que las que uno vive ahora."


"Grande fui desde los 12"
Juan representa la perspectiva opuesta:
"Para mí, el reconocimiento de ser grande es de afuera, porque grande fui siempre. Desde los 12, bah..., quiero decir que desde entonces tuve responsabilidades como si fuera grande. Mis padres se separaron y, por cosas muy difíciles de explicar, nos quedamos a vivir con papá. Desde entonces, tengo muchos deberes con mi familia, además de estudiar, cosa que hago con bastante éxito."

"Mi papá me emancipó, así que pude hacer algunas cosas más. Yo me encargo de las compras, administro la casa, llevo a mis hermanos a la escuela o a la casa de sus amigos. Ahora, que pasé los 18 y también los 19, soy grande para ver películas con restricciones. Sin embargo, manejo desde los 16: saqué un permiso especial porque cuando mi papá se iba a trabajar, alguien debía movilizarse para las necesidades de la casa. Nunca tuve consejos de nadie, mis amigos son los únicos con los que puedo charlar".

En este caso, el símbolo de los 18 quedó totalmente eclipsado por situaciones traumáticas y accidentales. La madurez de Juan respondió más a situaciones externas que a su verdadera madurez biopsíquica.