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jueves, 20 de enero de 2011

Crisis familiares


También las estructuras familiares claras pasan por fases de crisis. Esto ocurre cuando se forman nuevas fronteras generacionales, cuando nace un hijo, muere un abuelo o los que antes eran «los niños» forman una nueva familia propia.

Entonces se empiezan a notar unos movimientos sísmicos en el sistema que lo remueven todo, hasta que las distintas capas vuelvan a asentarse. Es importante que todos respeten las nuevas delimitaciones.

En este punto cabría preguntarse si no son muy aburridas o incluso nocivas estas fronteras generacionales tan rígidas. ¿Tiene que ser todo tan jerárquico? ¿No pueden ser los padres alguna vez un poco infantiles? ¿Es imposible que un hijo asuma responsabilidades?

De hecho, las fronteras generacionales se ocultan a menudo. A veces, incluso es imposible evitarlo. Por ejemplo, cuando la madre está enferma y su hija de diez años la cuida o cuando el anciano abuelo se vuelve senil y necesita cuidados como un bebé.

Pero se trata de situaciones excepcionales y pasajeras, y esto es lo decisivo. Toda la familia ha de ser consciente de que la niña que hace de madre desempeña un papel que normalmente no es el suyo. Hay familias que utilizan sistemáticamente al hijo como confidente o «cuidador» del padre o la madre. Generalmente, se trata de adultos que a su vez tampoco han podido ser niños durante su infancia. El niño utilizado, al hacerse adulto, muy probablemente utilizará también a sus propios hijos, por ejemplo, desarrollando enfermedades psicosomáticas que les retienen a su lado.


Ningún miembro de la familia debería inmiscuirse, de forma seria y continuada, en el sistema generacional superior o inferior, ni siquiera con la mejor intención, porque el resultado son casi siempre dramáticas confusiones que afectan a toda la familia. Y los que más sufren no suelen ser los responsables de la confusión; es decir, aquí los que han abandonado el lugar que le correspondía, sino los que ofrecen menos resistencia, los niños.

martes, 18 de enero de 2011

Cuando los papeles se confunden en la familia


Si comparamos a la familia con una orquesta, cada miembro debe saber qué instrumento ha de tocar para que el conjunto sea armonioso.

Cada familia tiene una estructura especifica. Esta estructura puede ser sólida y sabia, un sostén para todos sus miembros, pero también puede ser confusa y enferma. Depende de qué lugar ocupa cada uno y de si todos son aceptados y queridos de acuerdo con su edad, carácter y habilidades.

Cada uno, su propio lugar

Hay estructuras diáfanas como el cristal. Los grupos generacionales son fácilmente identificables, se reconoce a primera vista quién pertenece a qué generación, quién encabeza la jerarquía familiar y quién desempeña un papel un poco marginal.

En las estructuras confusas, en cambio, la relación entre las personas está enredada como un ovillo de lana. Falta una organización clara, los grupos generacionales fluctúan y los papeles se intercambian. Niños cuidan de sus padres, adolescentes asumen responsabilidades propias de adultos o son dependientes como niños, padres se muestran indefensos..., todo el orden está alterado.

Sin una estructura clara, la familia se tambalea. Nadie sabe a ciencia cierta cuáles son sus competencias ni qué papel le está asignado. Por ello, cada familia necesita unas reglas que deben ser respetadas por todos.

viernes, 8 de enero de 2010

Vida familiar


Vida en familia

¿Qué entendemos por una vida de democracia dentro de la familia?

Para nosotros esto significa la presencia de ciertos elementos:

Los padres se miran con un afecto tan profundo que para el uno el anhelo de cumplir sus deseos es tan vivo como el de verlos cumplidos para el otro. Se atienden y satisfacen, en la medida de lo posible, las necesidades de todos, grandes y pequeños. El padre, la madre y los hijos tienen todos voz en las disposiciones que les conciernen, y tanto los padres como los hijos se comportan, o están en proceso de hacerlo con la práctica, como buenos miembros de la colectividad.

lunes, 14 de diciembre de 2009

La familia


Los inventos transforman la vida de familia

Otra novedad más que hace que sea diferente para los padres la educación de sus hijos de la que ellos recibieron en su infancia es el gran número de inventos que aligeran las faenas domésticas. Las máquinas de lavar (o las lavanderías que se encargan de hacer el lavado fuera de la casa), los aspiradores de barrer, la calefacción, los tractores, las neveras eléctricas y otros inventos han disminuido el número de tareas en que se requiere la ayuda de los niños. No hace tantos años se necesitaban tres personas para efectuar la labor de limpieza de que hoy día se puede encargar una sola. Ya no es menester para muchos niños que aporreen las alfombras, que acarreen el hielo o que saquen las cenizas. Por cada niño que traspalea la nieve hay otro que no lo hace porque de ello se encarga el conserje de la casa de apartamientos donde reside. El panadero provee de pan aún los distritos rurales.

Al contacto de los chicos de familias que gozan de comodidades y lujos, los que no disfrutan de ellos no pueden menos de resultar afectados en sus vidas al darse cuenta de las cosas de que carecen.

jueves, 5 de noviembre de 2009

Las familias

Las familias
Las familias son más pequeñas
Otro nuevo problema a que deben hacer frente los padres de nuestros días es el de la probabilidad de que sus hijos no tengan tantos hermanos y hermanas como ellos. La proporción de personas que no tienen hijos ha aumentado con tanta rapidez que puede darse que haya pocos niños con quienes jugar en una determinada vecindad. En 1910 las familias sin hijos apenas llegaban al 10 por ciento, mientras que en 1940 la proporción sobrepasó el 15 por ciento. Muchos niños hoy día tienen sólo uno o dos hermanos y hermanas, y crecen así en un ambiente muy distinto de que rodeaba al niño que no era más que uno entre tantos y a quien le hubiera parecido anómalo que se le dispensaran tantas atenciones como reciben los niños en la actualidad.

martes, 3 de noviembre de 2009

La familia

La familia
Muchos son los padres que se preguntan por qué se habla y se escribe tanto sobre la educación de la familia. "Nuestros padres nos criaron sin alharacas sobre si lo que hacían era la perfección misma. ¿Por qué es que de golpe se han de hacer tantos aspavientos acerca de las responsabilidades de los padres?"
Muy justa es la pregunta. Los cambios que han convertido la educación de la familia en algo diferente de lo que era hace apenas algunos años han sobrevenido insensiblemente. Los aceptamos como cosa muy natural sin darnos cuenta de que nuestros hijos viven en un mundo distinto del que nos vio crecer. Si a los padres se les presentan más problemas ahora es porque poseen una percepción más fina de las necesidades y potencialidades de sus hijos, si bien no atinan a dar con el mejor modo de atender a aquellas y de proveer al desenvolvimiento de éstas.