Las diversiones se desplazan hacia afuera
Junto con el pan casero, el lavado y la costura, que han desaparecido de la escena doméstica en tantos hogares, han desaparecido también muchas de las formas de entretenimiento en familia. A medida que se agrandan las ciudades, han brotado las diversiones comercializadas para sacar partido de las horas de ocio de que disponen cada vez más los públicos urbanos.
El cine, las salas de patines, las boleras, las partidas nocturnas de diferentes deportes, hacen estremecerse de emoción a millones de niños que en generaciones pasadas se hubieran contentado con un fonógrafo, con patinar sobre un riachuelo helado o con una gira de cuando en cuando a un parque de recreo o a alguna exposición regional.
De cierto modo, la TV atrae al hogar a la familia, en su oportunidad, las computadoras engolosinan también a chicos y grandes y les induce a quedarse en casa.
Las alternativas en el tamaño de la familia y en las condiciones de vida y los cambios que traen consigo las máquinas que ahorran trabajo son todos factores externos, y, sin embargo, afectan la vida espiritual de las familias, su manera de pensar, de sentir y de proceder.
Junto con el pan casero, el lavado y la costura, que han desaparecido de la escena doméstica en tantos hogares, han desaparecido también muchas de las formas de entretenimiento en familia. A medida que se agrandan las ciudades, han brotado las diversiones comercializadas para sacar partido de las horas de ocio de que disponen cada vez más los públicos urbanos.
El cine, las salas de patines, las boleras, las partidas nocturnas de diferentes deportes, hacen estremecerse de emoción a millones de niños que en generaciones pasadas se hubieran contentado con un fonógrafo, con patinar sobre un riachuelo helado o con una gira de cuando en cuando a un parque de recreo o a alguna exposición regional.
De cierto modo, la TV atrae al hogar a la familia, en su oportunidad, las computadoras engolosinan también a chicos y grandes y les induce a quedarse en casa.
Las alternativas en el tamaño de la familia y en las condiciones de vida y los cambios que traen consigo las máquinas que ahorran trabajo son todos factores externos, y, sin embargo, afectan la vida espiritual de las familias, su manera de pensar, de sentir y de proceder.