Los niños poco a poco empiezan a independizarse de nosotros y a tratar sus asuntos con sus amigos. ¿Es que ya no nos necesitan?
Cuando son pequeños, no vemos la hora de que crezcan para no tenerlos siempre pegados a nuestras polleras. Pero, cuando empiezan a hacerse grandes y autónomos, nos duele notar que somos totalmente relegados a un segundo plano. Son muchos los padres que comparten este sentimiento tan contradictorio como normal.
Antes, los niños corrían a nuestros brazos para que los ayudásemos y les resolviésemos todos sus problemas. Ahora, prefieren encerrarse en su cuarto, contarles sus aventuras a sus amigos del colegio y,en definitiva, arreglárselas solos siempre que las circunstancias se lo permitan.
Cuando son pequeños, no vemos la hora de que crezcan para no tenerlos siempre pegados a nuestras polleras. Pero, cuando empiezan a hacerse grandes y autónomos, nos duele notar que somos totalmente relegados a un segundo plano. Son muchos los padres que comparten este sentimiento tan contradictorio como normal.
Antes, los niños corrían a nuestros brazos para que los ayudásemos y les resolviésemos todos sus problemas. Ahora, prefieren encerrarse en su cuarto, contarles sus aventuras a sus amigos del colegio y,en definitiva, arreglárselas solos siempre que las circunstancias se lo permitan.
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