Pero, cuando se trata de asuntos más serios, conviene indagar con mayor profundidad. No es posible plantearle a un niño la elección de si quiere acostarse o no, comer o no, ir a la guardería o no. Entonces, hay que investigar por qué el pequeño aborrece la guardería o por qué no quiere acostarse. Por asombroso que parezca, los niños que se sienten tomados en serio son capaces de llegar a auténticos acuerdos.
El pedagogo norteamericano Thomas Gordon denomina "escucha efectiva" a la investigación de estas razones infantiles. Para ilustrar el proceso, describe el caso de una nena de cuatro años que cada mañana remolonea para vestirse.
La madre comienza el diálogo: "Tengo un problema: todas las mañanas debo vestirte yo, y así no me queda tiempo para preparar el desayuno". "Es que no quiero ir a la guardería", responde la pequeña. "¿Por eso no quieres vestirte? ¿No te gusta la guardería?". "No, es aburrida", contesta. La madre pregunta: "Entonces, ¿qué te gustaría hacer?". "Quedarme en casa y mirar libros contigo". Entre preguntas y respuestas ha salido a la luz que siente que su madre le dedica poco tiempo.
Ambas acuerdan que, a partir de ahora, utilizarán la hora anterior a la cena para jugar juntas. El verdadero problema no era la guardería, sino la atención de la madre.
El pedagogo norteamericano Thomas Gordon denomina "escucha efectiva" a la investigación de estas razones infantiles. Para ilustrar el proceso, describe el caso de una nena de cuatro años que cada mañana remolonea para vestirse.
La madre comienza el diálogo: "Tengo un problema: todas las mañanas debo vestirte yo, y así no me queda tiempo para preparar el desayuno". "Es que no quiero ir a la guardería", responde la pequeña. "¿Por eso no quieres vestirte? ¿No te gusta la guardería?". "No, es aburrida", contesta. La madre pregunta: "Entonces, ¿qué te gustaría hacer?". "Quedarme en casa y mirar libros contigo". Entre preguntas y respuestas ha salido a la luz que siente que su madre le dedica poco tiempo.
Ambas acuerdan que, a partir de ahora, utilizarán la hora anterior a la cena para jugar juntas. El verdadero problema no era la guardería, sino la atención de la madre.