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sábado, 17 de septiembre de 2011

Miedo a la noche

Los niños necesitan sentirse seguros y protegidos. Y es precisamente por la noche cuando se sienten más solos y reclaman la presencia de un ser querido. Los bebés pueden tener terribles miedos porque cada día se enfrentan a sensaciones nuevas y desconocidas, que les producen temores. Son miedos normales e incluso necesarios para su desarrollo, pero se intensifican por la noche, con la oscuridad y la soledad de su cuarto.

Cuando esto suceda, el niño se despertará llorando. Los padres deben acudir e intentar calmarlo con mucha ternura, pues se necesita más que en ningún otro momento sentirse querido.

Otra opción -aunque polémica- es llevarse al pequeño a la cama con papá y mamá. Saber que ellos están a su lado lo tranquilizará rápidamente. Quienes han puesto en práctica el sistema confirman que, con el tiempo los sobresaltos nocturnos disminuyen y el niño tiene cada vez menos necesidad de buscar refugio en la cama de los padres, pero muchos pediatras están en desacuerdo con esta práctica.

viernes, 9 de septiembre de 2011

Después de una pesadilla


¿Cómo tranquilizarlo si acaba de sufrir una pesadilla?
Si se despierta, hay que estar a su lado, hablarle cariñosamente, abrazarlo, hacerle sentir nuestro calor: el contacto físico constituye en esos momentos el mejor sedante.

Si quiere contarnos el mal sueño, dejémoslo, aunque el relato nos parezca surrealista. Charlar sobre sus sentimientos lo ayudará a darse cuenta de que todo ha sido un mal sueño y que no tiene nada que temer. Si prefiere comentárnoslo a la mañana siguiente, hay que seguir las mismas pautas: la clave reside en escucharlo con atención, no con indiferencia.

No ridiculicemos sus temores ni lo llamemos miedoso, recordemos que las pesadillas no se pueden dominar, son producto del inconsciente. Sólo en casos extremos lo llevaremos a dormir a nuestra cama. Es preferible dejar encendida la luz del pasillo.

En algunas ocasiones, el pequeño rechaza el consuelo de uno de los padres y reclama con insistencia al otro. Hay que respetar su deseo, averiguar el motivo de ese rechazo y ponerle remedio.

martes, 6 de septiembre de 2011

Terrores nocturnos


¿Y en qué se distinguen los terrores nocturnos de las pesadillas? Son muy diferentes. Los primeros son menos frecuentes que las segundas y aparecen en la mitad de la noche, en la fase más profunda del sueño. Duran escasos minutos (aunque en algunas ocasiones se prolongan durante media hora) y, al día siguiente, el chiquito no se acuerda de nada.

Es mejor no hablar con él ni intentar despertarlo (está muy excitado y totalmente desorientado: no reconoce a los padres), pero sí conviene permanecer a su lado para evitar que se lastime y por si se despierta. En este caso, es muy probable que rompa a llorar y entonces sí necesitará que hablemos con él y lo calmemos.